El resurgir de la tradición balnearia.

En el siglo XIX un balneario era una construcción de madera, generalmente de dos alturas, situada a las orillas del mar. En la planta inferior se ubicaban las cabinas donde era posible bañarse en agua de mar.

Los grandes Archivos de Cartagena, el Municipal, el Naval y el de la Autoridad Portuaria, conservan documentos del siglo XIX que acreditan el uso extendido del nombre balneario para referirse a estos antecedentes de los actuales centros de talasoterapia, balnearios marinos del siglo XXI.

Ahora bien, la consideración del agua de mar y del medio marino como agentes terapéuticos es muy anterior al resurgir de la tradición balnearia en el siglo XIX. Por lo que se refiere a Cartagena y su comarca, algunas fuentes apuntan que las villae romanas que circundaban el Mar Menor contaban con instalaciones de calentamiento del agua de mar.

Podemos decir que existieron termas romanas de agua de mar, muy semejantes al Balneario de La Encarnación, que se inauguró en 1904 y que sigue todavía en funcionamiento en Los Alcázares, a orillas del Mar Menor. Por su parte, los árabes mantuvieron viva la tradición termal en la comarca.

Por lo tanto, el Centro de Talasoterapia de Entremares en La Manga del Mar Menor (en el término municipal de Cartagena) es heredero de una larga tradición cartagenera: por un lado, los antecedentes romanos y árabes permiten sostener que la talasoterapia fue practicada en estos lugares hace siglos; y por otro, con frecuencia, el nombre balneario fue empleado en estos lares desde mediados del siglo XIX para referirse a construcciones destinadas a baños con agua de mar.

Fuente: Libro Talasoterapia Entremares, «Entremares Biobalneario Marino».

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