No era mucho lo que se sabía del agua de mar, hasta que René Quinton (1867 – 1925) afirmó que el curaba todos los males del hombre.
Pero… ¿por qué? Para entenderlo debemos recordar el vínculo que existe entre el agua de mar con nuestro organismo.
Tal y como cuentan en mundoagua.net en un interesante artículo «La primera conexión sería cuando la vida apareció en el mar, estando la Tierra totalmente cubierta por las aguas, a una temperatura cercana a los 44ºC y en unas condiciones físicas y químicas favorables para ello, surgió la vida por medio de un ser unicelular, que después pasó al estado pluricelular elaborando un sistema circulatorio constituido simplemente por agua de mar, no de sangre».
Después de cientos de millones de años de evolución, «este ser pluricelular, se convirtió en un ser compuesto por 100 billones de células que es de lo que se compone actualmente nuestro organismo, y cada una de estas células en su interior efectúa más de 10.000 reacciones bioquímicas por segundo, algo que escapa a la mayor computadora del mundo, y que nos da una idea del potencial de vida y de auto reparación que poseemos. Una prueba de ello es que todos los días se nos muere un billón de células, que son repuestas al día siguiente, especialmente cuando dormimos».
«Es pues, aceptado universalmente que del agua de mar surgió la primera célula. La célula madre que dio origen a todos los seres vivos que hoy habitamos en la Tierra. Esa célula contenía en el ADN de su núcleo la sabiduría que ha ido transmitiendo a sus descendientes por medio de la información que tenía, y que sigue permaneciendo constante en el «sin tiempo» como testimonio del protagonismo de la biología en el origen de la vida. La biología -según el Dr. Vlés (1.997)- no es otra cosa que la ciencia del agua».
Así, «en un momento de la evolución, cierta clase de animales marinos se vieron obligados a emigrar a la tierra por desecación de su medio acuático, llevándose consigo en su medio interno su porción de agua de mar, y esta agua se ha ido heredando generación tras generación hasta llegar a nuestros días», agua que poseemos en nuestro medio interno, por eso nuestras lágrimas, las secreciones de la nariz, nuestro sudor, la orina y hasta nuestra sangre, tiene un sabor ligeramente salado.
El agua de mar tiene muchas propiedades: es disolvente, antibiótico, bactericida y además es un nutriente, por lo que es un recurso muy importante para la salud tanto a nivel preventivo como curativo.