A todos alguna vez, sobre todo cuando nos duele algo, nos han comentado: “ponte frío” o “ponte calor”… pero… ¿sabemos realmente cuándo es bueno una cosa u otra? Hoy vamos a conocer un poco más acerca del FRÍO…
¿Qué efectos produce el frío en nuestro cuerpo?
Los efectos que las aplicaciones hidroterápicas frías producen sobre el organismo son generalmente contrarios a los del calor. Podemos señalar como destacados los siguientes:
- Disminución de la sensación de dolor. El frío produce una disminución en la velocidad de conducción nerviosa y un bloqueo en la actividad de la sinapsis, lo que contribuye a producir analgesia. En caso extremo, las aplicaciones de frío prolongadas producen anestesia con la inhibición total de la transmisión nerviosa.
- Mejora en la recuperación muscular tras el ejercicio físico. Incremento de la circulación sanguínea y de la tonicidad muscular. Ojo! Si la exposición al frío es prolongada, se produce una disminución en la contractilidad del músculo, disminuye la potencia muscular y su capacidad de reacción.
- Disminución o suspensión del sangrado de una hemorragia debido a la vasoconstricción y disminución del aporte sanguíneo a los tejidos afectados. Cuando aplicamos hielo la vasoconstricción es tan intensa que, en determinados casos puede utilizarse como método hemostático. Al finalizar el estímulo frío el organismo desencadena una vasodilatación, denominada reaccional o reactiva, de mayor fuerza y más prolongada que la producida por el calor.
- Mejora de la circulación sanguínea por contraste Frío – Calor.
- Se producen respiraciones rápidas y poco profundas por lo que existe incremento de la frecuencia respiratoria pero el volumen de aire que se intercambia es menor.
- Aumento de la frecuencia cardíaca y de la tensión arterial, que tras la adaptación disminuye debido al proceso de vasodilatación reactiva.
- Incremento de la diuresis, debido fundamentalmente a la vasoconstricción cutánea con el consiguiente desplazamiento de sangre hacia los territorios centrales (regla de Hauffe).
Y ahora… ¿qué hago? Si lo necesito, ¿cómo me pongo frío?
Las formas de aplicación de frío son muy variadas. Te contamos algunas de las más usuales que puedes encontrar en la mayoría de las instalaciones (zona Talaso, Spa o Balneario):
- Pozo frío o vaso a temperatura inferior a una piscina climatizada (normalmente <16ºC, para inmersión directa),
- Fuente de hielo (escarcha para aplicar directamente sobre la piel)
- Pasillo de lluvia fría (ducha de agua fría pulverizada)
- Duchas de agua fría con mayor caudal
- Chorro-manguera de agua fría
- Cubo de agua fría, etc.
- Y en casa… aplicación de hielo sólido (mejor con protección por ejemplo un paño, no directamente sobre la piel), bolsas flexibles ya específicas de gel que se guardan en el congelador, etc. hasta una bolsa de guisantes congelada… para aplicar sobre la zona indicada.
En resumen… Te recomendamos utilizarlo principalmente como recuperación del ejercicio físico, para atenuar molestias musculares y articulares, y con contrastes, para mejora de la circulación sanguínea, pero por favor, siempre que dudes asesórate con un médico!
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